Los españoles de bien celebran la retirada de siete de los cuarenta y cuatro miembros de la banda terrorista ETA incluidos en las listas de EH-Bildu.
La decisión adoptada no es fruto de una reflexión moral sino consecuencia de la indignación y la presión popular y, sobre todo, del impacto que la misma ha tenido en el PSOE. Un partido que a lo largo de la presente legislatura ha encumbrado a esta coalición, que el Tribunal Supremo declaró parte de ETA, a la dirección política del Estado como socio preferente.
En las candidaturas de EH-Bildu sigue habiendo otras treinta y siete personas condenadas por pertenencia a banda armada que no han renegado de su pasado terrorista y de las que la coalición se siente igual de orgullosa que las que ahora han abandonado sus candidaturas por pura estrategia electoral. Por eso las mantiene.
Para la Fundación Villacisneros esta decisión no hace sino confirmar dos realidades. La primera que Bildu sigue formando parte del proyecto totalitario de la banda terrorista ETA y siendo esclava de quienes fueron su vanguardia. La segunda que el PSOE de Pedro Sánchez ha forzado esta decisión para poder seguir contando con su apoyo y seguir en el Gobierno a cambio de blanquear su sangrienta trayectoria.