“Si se quiebra la confianza entre países europeos se produce un gravísimo retroceso de la unión”
El lunes 21 de mayo tuvo lugar la quinta sesión del ciclo organizado por las fundaciones Villacisneros y Valores y Sociedad El necesario fortalecimiento de España, bajo el epígrafe “La necesidad de un espacio de confianza europeo” y en la que se analizó el valor de la euroorden de detención.
El exeurodiputado Francisco Sosa Wagner, el exministro Ángel Acebes y el fiscal de sala del Tribunal Supremo Eduardo Fungairiño protagonizaron la mesa redonda a la que acudió el titular de la cartera de Justicia en el Ejecutivo, Rafael Catalá.
Tras la presentación del acto por Rocío Gómez-Pineda, directora general de la Fundación Villacisneros, el primero en intervenir fue Ángel Acebes, quien recordó que el precedente de la euroorden fueron el Acuerdo de Schengen y el Tratado de Ámsterdam, y señaló que España fue uno de los países que más fuerte apostó por avanzar en un espacio común europeo que no fuera solo económico. El impulso a la euroorden, manifestó Acebes, vino de España cuyo planteamiento fue que si desaparecían las fronteras para la libre circulación de las personas, también tenían que desaparecer para la persecución del delito. ”La forma de que Europa fuera un espacio de libertad, seguridad y justicia común”. Por eso, en opinión del exministro, la euroorden supuso un avance fundamental en la construcción europea y por eso también, supone un grave peligro en su consolidación el hecho de que “un juez vuelva a juzgar lo que ha juzgado otro juez de un Estado de derecho”. “Si se quiebra la confianza entre países europeos se produce un gravísimo retroceso de la unión”, advirtió. Para atajar esta amenaza consideró que El Tribunal Europeo de Luxemburgo debería obligar al cumplimiento efectivo por parte de todos los países de la UE de la euroorden y que si fuera necesario habría que incluir nuevas figuras delictivas entre las contempladas para la ejecución de la euroorden.
Por su parte, Eduardo Fungairiño explicó los fundamentos jurídicos en los que se basa la euroorden y sostuvo que los principios de la unión europea proceden de la civilización cristiana. “Ninguna otra en el mundo tiene mayor respeto por la vida “. Su razonamiento se basó en que “Si todos creemos en los mismos valores, por qué vamos a desconfiar. La única diferencia en la justicia de los países de Europa es el color de las togas”. De hecho, remarcó que los puntos que contempla el artículo 24 de nuestra Constitución son objeto de veneración en toda Europa.
En opinión de Eduardo Fungairiño la euroorden funciona muy bien y tiene una fluidez extraordinaria, “con las salvedades que todos conocemos” y es mucho más eficaz de lo que lo eran las extradiciones que requerían una enorme burocracia. En cuanto a la situación planteada por la denegación de la entrega de los fugados a Bélgica y Alemania, señaló que no se pueden tomar represalias contra los países que no aplican la euroorden, “otra cosa es la reciprocidad, una decisión que corresponde a los gobiernos”, concluyó.
Para Sosa Wagner, la actuación de las autoridades belgas puede crear un muy mal precedente. “Lo que está en juego es la confianza entre los estados. No solo estaba en peligro el orden territorial español, sino también el europeo”, explicó el ex miembro del Parlamento Europeo, quien criticó a los jueces del land Schleswig-Holstein, que en su opinión “no han debido estudiar bien el asunto que se les ha puesto en la mesa” y que, presumiblemente, están “contaminados por la prensa alemana”.
Sosa Wagner advirtió de que el nacionalismo socava la integridad de Europa en su conjunto y contó cómo su hijo mayor, que vive en Alemania, le habla no ya de los titulares, sino de “modestas cartas al director” que “respiran por la herida del nacionalismo”. El jurista relató cómo los alemanes odian al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, mientras Puigdemont suscita “entendimiento”. “Viktor Orbán, no; el presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, sí. ¿Es que se han vuelto locos los alemanes?”, se preguntó.
Además, Sosa Wagner dijo que el golpe dado por Puigdemont en España, “en Alemania, sería un delito de alta traición al Estado, a los valores básicos de la Constitución Alemana”. Con respecto a la propuesta de Ángel Acebes de que el Tribunal Europeo de Luxemburgo decida sobre la aplicación de la euroorden, Sosa Wagner consideró que podría suponer “la europeización formal del conflicto catalán”.
Al acto acudieron, entre otros, Ana Botella, Esperanza Aguirre, Carlos Urquijo, José Ramón Bauzá, Isabel San Sebastián y Hermann Tertsch.