En la séptima edición de su premio anual, La Fundación Villacisneros entregó ayer su galardón al Magistrado Llarena por su firmeza y serenidad en la aplicación de la ley a pesar de las campañas de acoso y desprestigio orquestadas por el independentismo catalán.
En un concurrido acto celebrado en la tarde del pasado 16 de noviembre, al que acudieron más de doscientas personas, el presidente de la Fundación Villacisneros, Íñigo Gómez-Pineda, entregó al Magistrado Llarena su galardón en la séptima edición del mismo. El premio fue presentado por María San Gil, corriendo la laudatio a cargo del ex vicepresidente del Tribunal Constitucional Ramón Rodríguez Arribas.
El presidente de la Fundación detalló las razones por las que Pablo Llarena se hizo acreedor del premio. Se refirió a su compromiso en defensa de la ley en circunstancias adversas, especialmente en los cuatro últimos años desde que, el 31 de octubre de 2017, asumió la instrucción de la causa abierta contra los responsables de la declaración de independencia de Cataluña aprobada en el parlamento catalán. Recordando su firmeza ante los ataques y presiones sufridas, destacó que:
Llarena ha encarnado como nadie las virtudes que, además de la sabiduría, deben acompañar a un servidor público en el ámbito de la Justicia: Integridad, tenacidad, imparcialidad y serenidad. Su firmeza a la hora de aplicar la ley ajeno a la persecución, las amenazas y las presiones sufridas, nos ha hecho a muchos españoles recuperar la confianza perdida en la justicia.
En respuesta a Rodríguez Arribas y Gómez-Píneda, el premiado explicó las cualidades que a su juicio deben acompañar a un juez en el ejercicio de sus funciones, así como el papel asignado al Poder Judicial en la Constitución de 1978. Hizo asimismo especial hincapié en la necesidad de asegurar la condición de independiente de este poder como garantía de equilibrio y continuidad del sistema democrático.