La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos
Autor del libro “La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos” – Ricardo Dudda
Editorial Debate
¿Qué es lo políticamente correcto? ¿Existe un nuevo tipo de censura? ¿Quién se aprovecha de la corrección política para impulsar sus intereses? ¿Cómo han incidido las redes sociales en la libertad de expresión? ¿Cómo se moldea la opinión pública en el siglo XXI? ¿Qué consecuencias tienen las “guerras culturales” en la sociedad actual? Es difícil encontrar a una persona con cierta inquietud por el mundo que le rodea que no se haya planteado recientemente estas preguntas. Vivimos en una sociedad cada vez más polarizada en la que el lenguaje se está transformando en una herramienta política. Ciertos sectores de la izquierda y de la derecha, que compiten por imponer un discurso ajustado a su visión de la realidad, emplean una estrategia de tierra quemada cuyos daños colaterales son la verdad, el consenso y el diálogo. En ese enfrentamiento, la corrección política se ha convertido en una pieza angular del debate.
El interesante ensayo del periodista Ricardo Dudda La verdad de la tribu. La corrección política y sus enemigos ahonda en la polémica surgida en torno al siempre escurridizo concepto de lo “políticamente correcto”. El suyo es un trabajo ameno, de fácil lectura y con aportaciones valiosas a uno de los debates más acuciantes de nuestro tiempo. El autor, cuyas preferencias e inclinaciones políticas son reconocibles, no duda en criticar a unos y a otros por el uso que hacen de la corrección política. No siempre se estará de acuerdo con muchos de los pasajes de la obra, pero nadie podrá negar el interés y actualidad de las reflexiones en ella recogidas.
A título de ejemplo de lo que podremos hallar en el texto de Dudda, valga esta transcripción de sus palabras: “¿Existe la corrección política? Para algunos, es un fenómeno obvio y, al mismo tiempo, inexplicable. Define la hipersensibilidad de los estudiantes universitarios, una cultura de la queja y de la susceptibilidad, la discriminación positiva, las series de televisión con minorías raciales y sexuales, la prohibición de fumar en los bares, la imposibilidad de pegar azotes a los niños, neologismos como «portavozas» y eufemismos como «persona de color» en vez de «negro». A menudo se describe como un espectro omnipresente, una teoría general, una ingeniería social, una nueva ortodoxia asfixiante de izquierdas. La incapacidad de definirla suele ser prueba de su omnipresencia. Para otros, lo único obvio es que no existe, o que no puede definirse como algo concreto: es un significante vacío en el que uno vuelca sus prejuicios, con el que moldea sus batallas políticas, es un eufemismo que sirve para atacar a minorías, para denunciar avances sociales y el progreso moral”.
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