La conferencia fue presentada por María San Gil e Iñigo Gómez-Pineda, patrona y presidente respectivamente de la Fundación Villacisneros quienes destacaron las excepcionales cualidades humanas y cívicas que conforman la personalidad de José Antonio Ortega Lara quien tras ser sometido a una de las más brutales torturas imaginables por una banda de criminales que ha sembrado toda España de muerte y dolor, ha mostrado siempre un enorme equilibrio emocional, además de bondad y capacidad de superación. Ortega Lara ha sabido seguir adelante con su vida, sobreponiéndose con fortaleza al terrible secuestro que padeció y se ha comprometido claramente con los valores y principios en los que cree, señaló Iñigo Gómez-Pineda. San Gil por su parte declaró que “una sociedad que invierte sus principios y trata a los verdugos como demócratas de pleno derecho y considera que las víctimas molestan, es una sociedad enferma”.
Ortega Lara inició su intervención agradeciendo a la Fundación Villacisneros el trabajo que realiza para promover valores humanísticos y recordando y ensalzando la figura de Ana María Vidal-Abarca “quien con su compromiso personal como fundadora de la AVT, dedicó tantos años y esfuerzos a cuidar la memoria y defender la dignidad de las víctimas del terrorismo, así como a reclamar para todas ellas la justicia que merecían”
A continuación pasó a analizar la acepción de la palabra ejemplaridad como modelo al que debemos igualar e incluso intentar emular y expuso cuales han sido los principales modelos de ejemplaridad a lo largo de la historia, desde la Antigüedad en que se consideraban ejemplares las hazañas de los héroes míticos, a la medieval marcada por un acentuado teocentrismo o al Renacimiento centrado en un modelo antropológico y más humanista, seguido después por el empirismo y el racionalismo modernos que conducirían a la Ilustración y a la potenciación de la autonomía del individuo.
Ortega Lara destacó que el hombre contemporáneo ha adquirido conciencia de su propia dignidad, fuente última de toda moralidad, y de su propia libertad individual, plasmada en el reconocimiento de los derechos humanos, la libertad religiosa, la libertad de conciencia, la libertad de expresión, reunión y manifestación, etc, recogidas en las Constituciones y protegidas por el poder judicial pero en cambio le falta el aprendizaje moral y cívico frente al nihilismo que impera actualmente en las sociedades más avanzadas.
En opinión de Ortega Lara en la sociedad española se ha venido produciendo un relativismo moral y un abandono progresivo de valores que es necesario recuperar y señaló cuales no son para él comportamientos ejemplares: el abandono de los mayores, la falta de atención y educación por parte de los padres hacia los hijos, el materialismo, la aceptación social del aborto, la eutanasia, el encumbramiento de lo banal, el insulto a través de las redes sociales, el adoctrinamiento utilizando los medios de comunicación como instrumentos de poder y la propia búsqueda del poder por el poder, sin principios y sin vocación de servicio.
Sí considera en cambio, ejemplares las actitudes de las personas que se preocupan por la educación y el cuidado de sus hijos, que valoran a sus mayores y que sacan a su familia adelante sin robar a nadie ni defraudar al erario, a quienes dieron su vida por los demás como las víctimas del terrorismo, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad, militares en misiones internacionales, misioneros que dedicaron toda su vida al servicio de los pobres y desheredados de la tierra, a los deportistas, los cooperantes y cuantos por razón de su trabajo pasean con orgullo el nombre de España por todo el mundo, a las personas, sobre todo jóvenes, que se ven obligados a salir del país en busca de oportunidades laborales, a los que hacen de su trabajo un medio de subsistencia y una vocación de servicio en favor de la prosperidad del país, a quienes por propia vocación dedican su vida al servicio de los demás sin esperar recompensa alguna a cambio, a los que trabajan por legar a las generaciones futuras, no tanto riquezas materiales cuanto un país con seguridad jurídica y estabilidad, donde ellos puedan desarrollar sus capacidades y sus proyectos de vida o a los que voluntaria y altruistamente trabajan en el tejido asociativo y en la promoción del deporte buscando la mejor integración de los jóvenes en la sociedad, así como a los que desarrollan actividades culturales únicamente guiados por un espíritu constructivo de conservar nuestras tradiciones y a muchas personas mayores, sobre todo los abuelos, que por amor a sus hijos les ayudan económicamente o cuidan de sus nietos, demostrando con ello implicación y sentido de familia.
Ortega Lara consideró que se está instalando en la sociedad la necesidad de una regeneración institucional que debe partir de un rearme moral interior y destacó la importancia de la dimensión espiritual de la persona.
Asimismo destacó que es fundamental dar a los jóvenes formación, perspectiva, valores y herramientas para que puedan desarrollar un espíritu crítico que les permita discernir con claridad entre el bien y el mal, lo esencial y lo superficial, lo permanente y lo efímero para que lleguen a ser personas integras, capaces y comprometidas con el bien común.
El acto contó con la asistencia de numeroso público entre el que destacó la presencia de Esperanza Aguirre, portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Madrid y expresidenta de la Comunidad, Jaime Mayor Oreja, presidente de la fundación Valores y Sociedad, Ignacio Astarloa, director de Constitución e Instituciones de FAES o Santiago Abascal, presidente de Vox.