Infoética. El periodismo de lo políticamente correcto
Autor del libro “Infoética. El periodismo de lo políticamente correcto” – Gabriel Galdón López
Corren tiempos inciertos para el periodismo. Que se está produciendo una revolución en la forma de transmitir y plasmar la información es algo tan evidente como reiterado por los nuevos tótems de esta disciplina. El mundo digital y las redes sociales están sustituyendo (si no lo han hecho ya) al papel, hasta el punto que el público, especialmente el más joven, ya no quiere esperar al día siguiente para obtener los datos que le interesan. Los necesita y los requiere ahora, a tiempo real. Los medios que no logren satisfacer esta “imperiosa” necesidad acabarán marginados.
Los riesgos de este nuevo modo de hacer periodismo son obvios: la inmediatez obliga, casi siempre, a suprimir el análisis y la reflexión. Si se trata de comunicar más rápido la noticia, serán progresivamente menos los artículos que ahondan en sus implicaciones. De forma simultánea, aumentarán aquellos cuya única finalidad sea captar la atención del lector. Además, empiezan a proliferar prácticas nocivas que solo buscan obtener un mayor número de clicks. Lo que antes era una profesión con poso, se va convirtiendo en un museo de los horrores.
El profesor Gabriel Galdón López defiende en su obra Infoética. El periodismo de lo políticamente correcto la vuelta a un periodismo que busque la verdad y la libertad, que no se escude en una pretendida objetividad para adoctrinar y que tenga el rigor y la valentía necesarios para mantener informada a la sociedad de los múltiples peligros que la acechan. A lo largo de más de trescientas páginas el decano de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra examina la manipulación y la desinformación que hoy campan en los medios de comunicación, analiza sus consecuencias y ofrece soluciones para combatirlas.
Con el propio autor señala, “hoy, aunque todavía haya algunos incautos, todo el mundo sabe que […] la objetividad, y su correlato, la neutralidad, es imposible, inhumana e indeseable, ya que enmascara la arbitrariedad de quien tiene el poder de informar y hacer desaparecer del horizonte comunicativo e informativo la búsqueda y encuentro de la verdad liberadora, sustituyéndola por la verosimilitud, la exactitud y el “rigor” formalista que, a veces, enmascara a su vez grandes mentiras”.
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