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Fundación Villacisneros

13 octubre 2015

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En un mundo fragmentado, sin ideales, carcomido por el materialismo, el egoísmo personal y colectivo y el relativismo, nuestra Guardia Civil simboliza lo mejor de nuestra sociedad: la identidad de España, nuestra Patria»

En un mundo fragmentado, sin ideales, carcomido por el materialismo, el egoísmo personal y colectivo y el relativismo, nuestra Guardia Civil simboliza lo mejor de nuestra sociedad: la identidad de España, nuestra Patria»

Van pasando los siglos desde que España nació para perdurar en el tiempo, cumpliendo la máxima de Menéndez Pelayo en «Historia de las Ideas estéticas en España»: «Un pueblo puede improvisarlo todo, menos la cultura». En su nacer bajo los Reyes Católicos, España fundió reinos y regiones, acrisoló sus gentes, fortaleció sus fronteras y gobernó sus territorios creando en sus habitantes por la cultura su identidad común como españoles. Cultura de ideales y héroes que en el Siglo de Oro, en la Generación del 98, en la del 27 y en tantos otros destellos humanistas y científicos cimentó España como nación que lideró Europa y nuestras colonias, hoy pueblos hermanos de Hispanoamérica, Guinea y Filipinas. Cultura patriótica que fue la guía educativa y emocional que recordaba a cada español la belleza de serlo, de pertenecer y amar a la patria como mimbre del cesto común que es España. Y de no olvidar la reflexión de Menéndez Pelayo, en «Historia de los heterodoxos españoles», de que «pueblo que no conoce su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte».

Han pasado los siglos, y España sigue viva porque aún glosa su historia como identidad común en la bandera, el himno, el escudo, el Rey y nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Identidad de España, por ejemplo, en la Guardia Civil, que, como nuestros Ejércitos, actualiza los versos del «Sitio de Breda» de Calderón de la Barca, de que «en buena o mala fortuna, la milicia no es más que una religión de hombres honrados». Tradiciones y usos sociales, siguiendo a Ortega y Gasset, que en la Benemérita son cauce no reglado de conducta que facilita su identidad, trabajo y unidad al servicio de España. Campo este de las costumbres y ritos de los militares donde entra la liturgia, sin menoscabo de la aconfesionalidad del Estado, de las conmemoraciones, homenajes, actos, desfiles y festividades que recuerdan al militar español su donación a la Patria. Y, entre estas manifestaciones de patriotismo, honra e identidad de España, destaca la celebración de la Virgen del Pilar, desde 1913 venerada por la Guardia Civil como su Patrona.

102 años después son estas líneas un homenaje a la Guardia Civil. Desde su fundación por el duque de Ahumada en 1844, su ideal «todo por la Patria» integra en la vida de cada guardia civil la identidad de España hasta dar la vida si fuera menester. Vida y honra unidas en la defensa de España bajo su lema «el Honor es mi Divisa», que, según explica el artículo primero del Reglamento para el Servicio: «Debe conservarse sin mancha, porque una vez perdido no se recobra jamás». Cualidad moral del honor que en su historia la Guardia Civil ha cultivado con el fervor militar de quien al dar todo lo que tiene por España y por su pueblo garantiza la seguridad no sólo del mantenimiento del orden público y la justicia, sino también de sus gentes y propiedades. Y, en el pueblo, la identidad de España por el bien común.

Porque hoy la Benemérita, además de la protección frente a malhechores y terroristas, ayuda a los damnificados en España por cualquier catástrofe natural, material o tecnológica. Su labor mejora nuestras localidades y regiones. Y su testimonio y disponibilidad hace de su trabajo no un empleo, sino una vocación de servicio a la Patria. Con este ideal, los guardias civiles se forman con el máximo nivel y rigor en sus centros y academias. La exigencia física e intelectual de su plan de estudios, su austero régimen de vida, la integridad ética y los valores espirituales hacen de nuestra Benemérita no sólo un ejemplo para la ciudadanía, sino también de operatividad para otros países que con frecuencia piden su cooperación. Dedicación las veinticuatro horas del día a la Patria, sea desde rascacielos y urbes cosmopolitas o en recónditos concejos, parroquias y ayuntamientos donde se alza la benéfica silueta de una casa cuartel.

En la fiesta de la Virgen del Pilar, Patrona de la Guardia Civil, este artículo es un homenaje a quienes Juan Pablo II definió como «centinelas de la paz». Centinelas siempre en activo, listos para actuar tanto policial como asistencialmente a favor del pueblo. Y de la paz, que sin paz no hay seguridad, y, sin seguridad, ni democracia, ni identidad ni patria. En un mundo fragmentado, sin ideales, carcomido por el materialismo, el egoísmo personal y colectivo y el relativismo, nuestra Guardia Civil simboliza lo mejor de nuestra sociedad: la identidad de España, nuestra Patria.

 

 

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