Se cumplen hoy diez años del último asesinato de la banda terrorista ETA, fue cerca de París y la víctima el gendarme Jean Serge Nérin. Han pasado muchas cosas desde entonces y salvo la ausencia de nuevas víctimas, que no es poco, no han sido muchas las buenas noticias para quienes aspirábamos a la derrota del terrorismo.
Con la lucha sin cuartel de nuestras Fuerzas de Seguridad, la aprobación de la Ley de Partidos y la posterior ilegalización del brazo político de ETA en 2003, fuimos muchos los que creímos ver el final de ETA en ese momento. Desgraciadamente nos equivocamos, en 2004 llegó Rodríguez Zapatero al Gobierno y con él la resurrección del cadáver de la banda.
Rodríguez Zapatero y su partido pusieron en marcha un proceso de negociación que, poniendo en almoneda nuestro Estado de Derecho, convirtió a ETA en interlocutor político. Comenzaron las negociaciones con su brazo político ilegalizado y en 2005 se permitió al Partido Comunista de las Tierras Vascas presentarse a las elecciones vascas y obtener nueve escaños. En las elecciones de 2009, amortizada la marca blanca anterior, se permitió a EH Bildu concurrir a los comicios y conseguir cinco escaños y en Mayo de 2011, forzando la decisión final del Tribunal Constitucional, se legalizó definitivamente esta marca permitiendo su regreso a los ayuntamientos.
En pago de por los servicios prestados el 20 de Octubre de 2011, un mes antes de las elecciones generales convocadas por un noqueado Zapatero, ETA anunció el cese definitivo de su actividad terrorista. Zapatero no consiguió el objetivo de mantenerse en la Moncloa pero ETA sí el de blanquear su siniestra historia. Y de aquellos polvos estos lodos.
Hoy, diez años después del último asesinato de ETA, sus testaferros no solo se permiten darnos lecciones de ética desde la tribuna del Congreso de los Diputados sino que se permiten incluso nombrar Presidentes y determinar nuestro techo de gasto. En Navarra tres cuartos de lo mismo y en el País Vasco imponen su relato en las aulas diciendo que matar estuvo mal pero que hubo razones para el “conflicto”.
Pues bien, diez años después del asesinato de Jean Segre Nérin, el compromiso de la Fundación Villacisneros sigue siendo el mismo por el que comenzamos nuestra andadura en 2007 : Honrar la memoria de las víctimas del terrorismo, defender su dignidad, demandar justicia y trabajar por la unidad de España. Frente a quienes prefieren olvida un pasado que les resulta incómodo para construir un futuro a su medida, nosotros reafirmamos nuestro compromiso de seguir batallando para que la Memoria, la Verdad, la Dignidad y la Justicia, consigan que el sacrificio de las 856 personas asesinadas por la banda terrorista ETA y los miles de heridos y mutilados no sea estéril. Se lo debemos a ellas y nos los debemos como españoles.