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Hace 25 años España se pintó las manos de blanco para decir BASTA YA al miedo y al terror. En el aniversario de la muerte de Miguel Ángel Blanco contamos contigo para reivindicar el valor y el coraje de quienes se enfrentaron a ETA.

Numerosas asociaciones que trabajan en que se haga justicia con las víctimas del terrorismo y también las propias víctimas de atentados cometidos durante los cincuenta años de terrorismo nacionalista en el que miles de personas vivían sumidos en el terror, se concentraron el pasado 8 de julio por la mañana a las puertas del Congreso de los Diputados por el 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco.

El acto fue presentado por Rocío Gómez Pineda, directora de la Fundación Villacisneros, quien tras invitar a los asistentes a mantener un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del terrorismo, dio paso a la lectura de un manifiesto por parte de María San Gil, vicepresidenta de la Fundación Villacisneros y José Antonio Ortega Lara en el resaltaron el sinsentido del Ejecutivo al asistir este domingo al acto que se celebrará en Ermua por el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco tras acordar la nueva Ley de Memoria Democrática con Bildu – ETA. Ambos han coincido durante su intervención en “el desprecio y la afrenta a la Nación, a la Verdad, a la Dignidad de las Víctimas y a la inteligencia de los españoles que supone ese falso homenaje” y pidieron “no olvidar su figura ni a ninguna de las 853 víctimas de ETA”.

Los asistentes

La concentración ha contado con la presencia de víctimas del terrorismo, como Cristina Cuesta, directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, Daniel Portero, presidente de Justicia y Dignidad, Conchita Martín (viuda del Teniente Coronel Pedro Antonio Blanco), María Jesús González (víctima y madre de Irene Villa), Ana Velasco (hija de Jesús Velasco) y Mapi Heras (viuda de Fernando Múgica), entre otras, y de los miembros de la Fundación Villacisneros, como Íñigo Gómez Pineda y María San Gil, presidente y vicepresidenta de la Fundación Villacisneros, respectivamente, Carlos Urquijo, director de Proyectos, Rocío Gómez-Pineda, directora general, y por Jaime Mayor Oreja, uno de los impulsores de NEOS, el proyecto de la alternativa cultural basada en los fundamentos cristianos e impulsada por la Fundación Villacisneros. Junto con todo nuestros equipo también nos acompañaron representantes de la política nacional de PP, Vox y Ciudadanos, como Cayetana Álvarez de Toledo, Álvarez del Manzano, José Antonio Bermúdez de Castro, Jaume Mateu, Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Eduardo Gutiérrez, entre otros.

Claves del manifiesto

Veinticinco años después de aquellos dos hechos inolvidables e indisociables, la liberación de José Antonio Ortega Lara y el asesinato a cámara lenta de Miguel Ángel Blanco, comprobamos que la presencia en el acto de este aniversario de quienes acaban de acordar la nueva ley de Memoria democrática con ETA, constituye un desprecio y una afrenta a la Verdad, a la Dignidad de las Víctimas y a la inteligencia de los españoles, inaceptable e intolerable. 

El legado de Miguel Ángel Blanco no se puede convertir en un relato para blanquear una estrategia perversa de un Gobierno y de un proceso, sino para recordar el valor y el coraje que protagonizaron quienes se enfrentaron a ETA y al miedo propio de un asfixiante ambiente nacionalista. Quienes supieron defender España y sus instituciones, empezando por la Constitución y la Monarquía. 

El legado de Miguel Ángel Blanco y de José Antonio Ortega Lara representa una serie de principios y valores imprescindibles en democracia. Se resumen en tres palabras: Verdad, Libertad y Dignidad. 

Hoy, nuestros representantes políticos en los gobiernos de España y del País Vasco apuran su tiempo de poder sin dignidad, sin respeto por la Verdad, a las órdenes de esta estrategia de los asesinos, que gobiernan España en la sombra y se preparan para el asalto al gobierno del País Vasco a la luz del día. 

Se atreven a utilizar una fecha tan simbólica para destruir su auténtico significado. El clamor de julio de 1997 era contra ETA y sus aliados y cómplices. Era por la libertad, no lo olvidemos. No olvidemos a Miguel Ángel Blanco y a las 852 víctimas de ETA. 

Las manos blancas, que se convirtieron en un símbolo de paz y resistencia ante el chantaje del terror, han dejado su sitio hoy a unas manos rojas, ensangrentadas, que se han convertido en protagonistas de un despreciable, injusto y falso relato. 

Por todo ello, volvemos a expresar un nuevo “Basta Ya”, a tanta falsedad, volvemos a levantar nuestras manos blancas para recuperar la Memoria, la Dignidad y la Justicia, desde la Verdad, y no desde el relato al servicio de los terroristas.

España y el espíritu de Ermua, aunque hoy sufren y padecen atrocidades y agresiones permanentes, sobrevivirán, se recuperarán antes que después, impulsados por la fortaleza moral de millones de españoles. 

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