Las Fundaciones Villacisneros y Prodis han conseguido que los jóvenes artistas se sientan como en su «propia casa»
El arte inspira, relaja y te hace conectar el interior. El arte es una forma de vida. Esto lo saben Villacisneros y Prodis, dos fundaciones que han creado CapacitARTE, un proyecto de acción social dirigido al colectivo de la discapacidad, cuyo objetivo es contribuir al desarrollo y formación de estos jóvenes para educarles en el arte, desarrollar sus habilidades artísticas y fomentar su creatividad. Entre varios talleres destaca el de pintura, una actividad que, gracias a varios artistas internacionales, ha conseguido que los estudiantes se interesen por esta gran disciplina.
«Se nos ocurrió hacer un proyecto que mezclase la discapacidad con el arte», explica Rocío Gómez-Pineda, directora general de la Fundación Villacisneros. A través de cinco artistas han conseguido que «los chicos hagan obras con ellos para luego llevar a cabo una subasta». El final del proyecto, que será en el mes de junio, culminará con una gran subasta de los trabajos realizados. Gracias a esta iniciativa conseguirán fondos para continuar el año que viene. Los jóvenes artistas también tendrán su parte.
Rocío Goyarrola, psicóloga, explica que la Fundación Prodis lleva con la unión del arte y la discapacidad ocho años. «El arte es magia, cómo dicen nuestros jóvenes» y ambas fundaciones tratan de sacar adelante «un proyecto artístico propio y muy genuino», cosa que con ellos es relativamente sencillo porque «ellos son muy genuinos».
Todos los que están volcados en esta gran iniciativa buscan trabajar para alcanzar una sociedad más justa, inclusiva y equitativa. Quieren dar voz al mundo de la discapacidad. En España, «aunque gracias a Dios hay un montón de fundaciones y asociaciones», es esencial darles más voz, reconoce Gómez-Pineda. Por ello, asegura «no hay mejor manera que de la mano del arte español».
Este último trabajo no hubiese sido posible sin la ayuda deKiko Pérez, un vigués que con sus obras de arte trata de alejar etiquetas disciplinarias convencionales. Lo hace gracias a su capacidad de explorar formalmente un camino que destaca por «la honestidad de un proceso creativo abierto». Este proceso no solo revela sus raíces, sino que también proporciona pistas sobre «la dirección hacia la cual se encamina».
Según explica el artista, es sorprendente la capacidad que tienen para el arte. Así, comenta que en estos talleres se juntan para «dos cosas importantes». Por una parte, la destreza técnica y manual y por otra, la sensibilidad de los amateurs. Los grandes protagonistas.
Raúl, uno de los alumnos de Kiko y autor de la obra conjunta, asegura sentirse «muy bien» con este taller, ya que es «un gusto» trabajar con los compañeros y el «gran artista» con el que tienen el placer de contar. Por otro lado, Elena confiesa que el arte es «lo que me inspira», al igual que la música. Son dos modalidades que «nos llevan dentro de la cabeza y del cuerpo». Les ayuda a expresarse y a quitarse «todos los males».
En la clase, donde trabajan al menos 15 jóvenes, se respira paz, compañerismo, alegría e ilusión. Tanto que son «una gran familia». Las Fundaciones Prodis y Villacisneros han conseguido, además de demostrar al mundo grandes obras de arte, que se sientan como en su «propia casa» y tengan ganas de acudir día a día a lo que es su trabajo y mostrar de lo que son capaces.